Según un estudio publicado a finales del año 2012 parece que la diabetes se puede curar cambiando de estilo de vida. Cómo no, esta afirmación tiene un pero. No se puede abandonar el nuevo, saludable estilo de vida. Además es necesario hacer un cambio significativo. Por eso es tan difícil conseguir la cura de la diabetes del tipo 2. Lo logra uno de cada diez y el riesgo de que vuelva la enfermedad aumenta con los años. Pero de todos modos se demuestra que es posible ganar a la diabetes sin medicamentos.
Requiere fuerza de voluntad y un poco de suerte. ¿Por qué suerte? No cada paciente que lo ha intentado, ha conseguido dominar su diabetes con la ayuda de cambios en su estilo de vida. A veces ni estos cambios bastan para una diabetes desarrollada, es cuestión de biología y en ella no podemos influir sin medicamentos.
Hace tiempo que la diabetes mellitus de tipo 2, también conocida como diabetes de adulto, ya no es una enfermedad de las personas mayores, sino que es un trastorno expandido epidemiológicamente en todas las edades. Los factores de riesgo para su formación son la obesidad, falta de ejercicio y consumo excesivo de alimentos de composición incorrecta.
Desgraciadamente se trata de rasgos característicos del estilo de vida de la época actual y por eso crece tanto la morbilidad de la diabetes de adulto. La mejor prevención de esta enfermedad maligna, a menudo mortal, es evitar el estilo de vida sedentario, seguir una alimentación equilibrada sin excesos y deshacerse de los kilos sobrantes.
De momento no se puede responder la pregunta de hasta dónde se puede combatir un diabetes de tipo 2 ya diagnosticado y transcurridos varios años con un cambio intensivo de estilo de vida. ¿Es posible lograr niveles normales o por lo menos prediabéticas del azúcar en sangre sin medicación tan sólo manteniendo un estilo de vida saludable a largo plazo?
Un estudio reciente que empezó en 2001 ha intentado hallar respuesta a esta pregunta. Se observaba a más o menos 4.500 pacientes con el diagnóstico de diabetes mellitus de tipo 2 durante tres años y luego otra vez transcurridos cuatro años. La mitad de estos pacientes se sometió al cambio intensivo de cambio de vida (I), el cual incluía asesoramiento frecuente sobre cómo llevar un estilo de vida saludable, dietas y ejercicio intensivo. El otro grupo fue sometido al programa diabético estándar educativo (II) con asesoramiento esporádico.
En general el programa del cambio intensivo de estilo de vida (I) ha tenido más éxito que el programa estándar (II). Ha mejorado significativamente la salud de más de 10 % de aquellos que lo siguieron. Eso significa que los que completaron el programa I adelgazaron más, mostraban mejores resultados en la aptitud general y necesitaron menos medicación para la tensión arterial alta que los participantes del programa II. La participación en el programa I también fue enlazada con una probabilidad más alta de la mejora parcial de la diabetes de tipo 2 (recuperación de los valores de azúcar en sangre y hemoglobina A1c en estado prediabético).
Una mejora absoluta de esta enfermedad (es decir, recuperación de valores de los parámetros laboratorios antes mencionados en niveles normales) se ha mostrado como muy difícil pero no imposible. Lo ha conseguido sólo un 2 % de los pacientes del programa intensivo. La posibilidad de los pacientes del programa estándar de recuperar los valores normales era casi nula.
Aunque la recuperación de valores normales del azúcar en sangre fue lograda por sólo unos pocos participantes observados, el estudio confirmó una indudable influencia positiva del mantenimiento de estilo de vida saludable. Se demostró que cambiando totalmente los hábitos se mejoró la salud de los que completaron el programa intensivo, incluyendo una necesidad baja de usar medicamentos para la tensión arterial alta.