Cuando abrazamos a alguien, suele ser porque esa persona nos importa, la queremos y nos gustaría expresar con ello emociones positivas. En una relación íntima la gente se abraza simplemente por querer estar más cerca el uno del otro. Por tanto es normal que en términos de estrechar relaciones se recomiende encarecidamente abrazarse. Pero pocos ya saben que este gesto tiene también beneficios para la salud.
Los científicos de la Universidad de Viena hicieron una investigación sobre las relaciones y manifestaciones de armonía, y averiguaron que durante un abrazo mutuo entre novios o personas realmente cercanas (padre, madre, mejor amigo/a, hermano/a) se segrega a la circulación sanguínea la hormona llamada oxitocina (a menudo marcada como la hormona del amor, fidelidad o confianza – mejora el comportamiento social y estrechamiento entre los padres, hijos y parejas).
Gracias a los niveles elevados de oxitocina en sangre se puede observar que las personas abrazadas tienen la tensión arterial más baja, menor nivel de estrés y hasta les puede mejorar la memoria.
Para que todo esto pueda suceder, el abrazo tiene que ser verdadero, es decir con una persona que realmente nos importe y con la que tengamos una relación positiva. “Si se trata en un apretón de cortesía, cuando las personas no se conocen o no se llevan muy bien, este gesto puede tener un efecto nulo o hasta contrario. En un caso así crece la sensación de ansiedad.”, explica el neurofisiólogo Jürgen Sandkühler.
Según los resultados del experimento los niveles más altos de dicha hormona se obtuvieron en parejas con relación íntima. También se produce en mujeres durante del parto y dando leche, donde aumenta el vínculo entre la madre y el bebé.
Comportamiento más empático
De las investigaciones se desprende también que las personas que abrazan frecuentemente a su pareja o sus queridos pueden en cierta medida modificar su personalidad. Estos individuos suelen ser más empáticos y son capaces de entender mejor a los demás.
“En los abrazos mutuos no hay nada malo, pero es necesario saber evaluar la situación y considerar si podemos abrazar a ciertas personas. Los que están acostumbrados a saludarnos con este gesto, no se extrañarán y lo tomarán como algo normal. En caso contrario cuando alguien no nos conoce o no está seguro de nuestra postura, un abrazo puede ser interpretado como la violación del área personal o hasta como una intimidación.”, añade Jürgen Sandkühler.