El invierno se está acabando y a veces parece que se lleva consigo también nuestras fuerzas. Y entonces es muy fácil que pillemos un resfriado y tardemos en volver a estar en buena forma. Unas defensas bien preparadas que aguantan mucha carga nos ayudarán a resistir.
Empieza por la Z – con zinc
El zinc es un mineral que forma parte en la fortificación del sistema inmunológico y acelera el proceso de curación. Si sientes los primeros síntomas de alguna enfermedad, recarga tu cuerpo con zinc. Te ayudará a disminuir los fenómenos que acompañan los resfriados, como por ejemplo la fiebre o la tos.
El zinc es esencial para un buen desarrollo y funcionamiento de los órganos de reproducción, mejora el estado de la piel, acelera la curación de heridas y estimula cuando se está cansado. Los alimentos que contienen zinc son hígado, carne roja, leche, yemas de huevo y marisco, sobre todo ostras.
Hay que tener en cuenta que al cocinar los alimentos se elimina mucha cantidad de zinc. Este mineral se puede tomar también en forma de pastillas, o solo o añadido en un complemento multivitamínico. Se recomienda sobre todo la combinación de zinc con vitamina C.
Grasa de pescado, como los niños
Las ventajas de la grasa de pescado las conocían ya nuestros antepasados. Generalmente se les administra a los niños porque fomenta la sedimentación de calcio en los huesos. Contiene ácidos Omega 3 que son imprescindibles para el organismo porque ralentizan el envejecimiento de las células, tienen efectos anti-inflamatorios y fortalecen las defensas. También reducen el riesgo de padecer cáncer y el nivel del colesterol en sangre, por tanto evitan la obstrucción de vasos sanguíneos y presión arterial alta. Además mejoran el estado psíquico y la memoria.
Desgraciadamente el cuerpo no puede fabricar estos ácidos insaturados por sí mismo. Por eso hay que ingerirlos con la alimentación. Los encontramos en la mencionada grasa de pescado, aceites vegetales o semillas. No hace falta sufrir al comer la grasa de pescado ya que hoy en día existen muchos complementos en forma de pastillas.
Vitaminas
La vitamina A ayuda en la formación del pigmento de la vista, gracias al cual nuestros ojos son capaces de reconocer objetos cuando hay poca luz. Su suficiencia refuerza el sistema inmunológico y aumenta la resistencia del organismo contra infecciones.
El nivel de vitamina A se reduce al beber demasiado alcohol y pasar mucho tiempo delante de la tele. Hay que tener cuidado a la hora de tomarlo en forma de pastillas, ya que la A es una de las vitaminas que pueden causar sobredosis.
Prevención completa
Las vitaminas B en general ayudan a mantener un correcto funcionamiento del metabolismo. Sus fuentes naturales son pan integral, levadura, legumbres, nueces y pescado.
Si hacemos mucho deporte o si nuestro cuerpo tiene que soportar cargas, nos agradecerá la prevención en forma de vitaminas del grupo B. Son la clave de la salud del sistema neurológico, cerebro y corazón.
La base de la defensa
Para que el sistema inmunológico funcione como debe, hace falta tener una buena cantidad de vitamina C en el cuerpo. Fomenta la resistencia contra infecciones y sirve como prevención contra herpes.
La vitamina C es la más importante para que funcionen bien las defensas. Ayuda activamente en la lucha contra las bacterias, virus y como es un antioxidante, protege ante las células cancerígenas. La administración de altas dosis de esta vitamina durante los resfriados acorta el tiempo de la curación y reduce los síntomas de la enfermedad.
Podemos recargar nuestro organismo con la vitamina C consumiendo verdura, sobre todo brócoli, col, coliflor o coles de bruselas. Los que no se llevan muy bien con la verdura pueden optar por las populares pastillas efervescestes.